domingo, 9 de febrero de 2014

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LA REPRESENTACIÓN DE LA TIERRA: PLANISFERIOS


“La línea del ecuador no atraviesa por la mitad el mapamundi que aprendimos en la escuela. Hace más de medio siglo, el investigador alemán Arno Peters advirtió esto que todos habían mirado pero nadie había visto: el rey de la geografía estaba desnudo.
El mapamundi que nos enseñaron otorga dos tercios al norte y un tercio al sur. Europa es, en el mapa, más extensa que América Latina, aunque en realidad América Latina duplica la superficie de Europa. La India parece más pequeña que Escandinavia, aunque es tres veces mayor. Estados Unidos y Canadá ocupan, en el mapa, más espacio que África, y en la realidad apenas llegan a las dos terceras partes del territorio africano.
El mapa miente. La geografía tradicional roba el espacio, como la economía imperial roba la riqueza, la historia oficial roba la memoria y la cultura formal roba la palabra.”
Eduardo Galeano en Patas Arriba. La escuela del mundo al revés.
Así es. Nos han mentido toda la vida. Revuelvan todo el artículo, seguro que les va a interesar…
La representación del planeta está realizada desde el Primer Mundo, de modo que aparece mucho más grande, en km2, que lo que realmente es. Cuando los mapamundis más populares están deformados, probablemente nuestra visión del mundo sea falseada.
La causa de que los mapamundis que nos enseñaron “mientan” es histórica. El mapamundi imperante lo creó en 1569, el cartógrafo Mercator (1512-1594) y aunque es bastante exacta en su zona central, genera deformaciones en materia de tamaño a medida que se aleja de la línea del Ecuador. Los cartógrafos se refieren a este fenómeno como “el problema de Groenlandia” ya que Groenlandia parece ser del mismo tamaño que el continente africano cuando éste es catorce veces más grande!!!!!!!!

Como ven la línea del ecuador no atraviesa por la mitad el planisferio eurocéntrico, sino mucho más abajo, otorgando dos tercios de atlas al hemisferio norte y sólo un tercio al sur, es decir, el hemisferio norte resulta magnificado. Un ejemplo: Europa con 9,7 millones de km2 parece mayor que Sudamérica, que posee casi el doble de superficie: 17,8 km2.
El mapa se usa en todas las latitudes, tanto en los países que aparecen “privilegiados” en él como en aquellos cuyo tamaño se ve disminuido. Resulta llamativo que en tiempos de imágenes satelitales y Google Earth, nuestra representación del mundo siga estando determinada, básicamente, por la cosmovisión eurocéntrica del siglo XVI. A falta de proyecciones que proviniesen de América, fue sumamente funcional a los conquistadores mantener una imagen del mundo con una Europa agigantada y en el centro del planeta, aunque incluso en la actualidad la mayoría de quienes se enfrentan a un mapa no adviertan su tendencia eurocentrista
En 1974, es decir hace nada – y mucho menos de medio siglo, como dice Galeano en el texto del inicio – , el historiador y cartógrafo alemán Arno Peters, en respuesta a las representaciones engañosas difundidas a partir del modelo Mercator, presentó un mapa que -aunque continúa poco difundido- modificó algunas de las certezas respecto a cómo percibimos nuestro planeta.
La primera versión fue publicada en 1983, y su particularidad es que respeta la relación de tamaño entre los países de acuerdo a su verdadera superficie, aunque deformando la forma original de algunas regiones.

El resultado visual es verdaderamente revelador: América del Sur resulta ser sensiblemente más grande que su vecina del Norte (a diferencia de lo que aparece en el planisferio que conocemos) y África ocupa un lugar preponderante, con un territorio bastante más extendido que, por ejemplo, la ex Unión Soviética. En efecto, en la proyección de Peters, todo el hemisferio Sur PARECE “agrandado” respecto al mapa convencional, aunque sólo se trata de respetar los tamaños relativos de uno y otro.

Dado que la tierra es redonda y giratoria, resultaría tan válido situar a Europa en el centro del mapa (como en la difundida proyección Mercator) como a América u Oceanía pero resulta verdaderamente disruptivo incorporar cualquier otra proyección que descentralice la mirada. ¿Por qué no situar a Australia o Argentina en la parte superior del mapa y no en la inferior? En efecto, que un continente ocupe el norte o el sur es también una convención y por eso resulta desconcertante la versión invertida del mapamundi (aunque es tan válida como la versión más difundida). Aquí  hay un “juego” on line que permite ver los distintos mapas que surgen de acuerdo a diferentes proyecciones.
Cuando investigué un poquito este tema, me dí cuenta del poco conocimiento que tenemos, de lo poco difundido que está el planisferio de Peters. De hecho, no sé si en las escuelas, en las clases de geografia o ciencias sociales, se les da a conocer a l@s estudiantes… Evidentemente, nada de esto es inocente. Más allá de lo disruptivo que puede ser cambiar el planisferio, es claro que, como dice Eugenia Zicavo, “los mapas contienen un alto componente ideológico en tanto son huellas dejadas en el plano simbólico por distintas formas de dominación (esquemas, discursos, instrumentos para conocer el mundo) que tienden a legitimar y favorecer su aceptación. Cada planisferio contiene una forma particular de significar e involucra una dimensión cultural: es fruto de un momento histórico determinado, refleja los conflictos y cosmovisiones de una época.”
En tiempos del Google Earth, me gusta ver el mundo patas arriba…